viernes, 3 de julio de 2009

LA VOZ DE KATIA OLEVSKAYA ERA UN CLARO EN MEDIO DEL MIEDO: MICHELLE BACHELET




Srs.
Círculo de Periodistas de Santiago
Consejo Nacional Colegio de Periodistas
Consejo Metropolitano Colegio de Periodistas

Estimados amigos:

A través de esta carta quiero sumarme sentidamente al merecido homenaje que hoy hacen a Katia.

Como para millones de chilenos y chilenas, esa voz está cargada de profundas emociones para mí. Recordar esa voz es recordar un claro en medio del miedo. Es recordar el momento del día en el que las personas a las que se nos negaba el derecho a pensar distinto no estábamos solas y no éramos pocas. Recordar esa voz es evocar la sensación de que había una red solidaria invisible para la estadística oficial, pero innegable y sólida para quienes éramos parte de ella.

Un transistor con volumen casi inaudible en una casa, una iglesia, un centro de detención o en una sede de reuniones. Muchas personas conteniendo el aliento cuando Katia anunciaba con su voz inconfundible que Radio Moscú comenzaba “su diario programa para Chile” y que por fin oiríamos las noticias que la junta escondía y prohibía, como decía ella. Y esas frases, esos acordes suaves del himno, esa voz inconfundible, ese transistor: eso era la esperanza.

En Chile y el exilio, Katia era la vocera de una misma aspiración, de un mismo dolor, de una misma negación y de un mismo espíritu que resiste. Por eso era, como se decía en voz baja, “la primera radio de Chile”. Porque en esas horas oscuras había luces que nos alentaban a seguir, a no decaer. Y una de esas luces era Radio Moscú, con Katia, con René Largo, con José Miguel Varas, con Volodia Teitelboim, con José Secall, con Pilar Villasante, con Babkén Serapioniants, entre tantas otras personas. También nos iluminaban el camino las voces de Radio Magallanes, que llegaba hasta nosotros por la misma vía.

La información que esas voces portaban era a menudo tan dolorosa como imprescindible. Los mensajes de solidaridad que nos transmitían eran nuestra certeza de que una nación junta puede lograr derrotar la muerte y la desmemoria.

Esas voces, y la de Katia en particular, tienen un importante sitial dentro de nuestro patrimonio, y es por eso que en el Museo de la Memoria que estamos construyendo, habrá una sala audiovisual que dará cuenta de su enorme contribución durante la dictadura.

Me sumo a ustedes en el respeto, el afecto y la gratitud a nuestra Katia, en el recuerdo de una voz que traspasó valientemente la censura, y en la certeza de que hoy en Chile todas las voces tienen libertad para decir.

(Firmado) Michelle Bachelet, Presidenta de la República de Chile

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