martes, 2 de junio de 2009

Una carta para Katia Olevskaya


Hola Katia

Disculpeme por este trato tan familiar, nunca supe su patronimico, y dirigirme a Ud. con cosas como Estimada señora o Uvazhaemaya gospozha Olevskaya, sería mentira, Katia. Además la palabra familiar proviene de “familia” y mientras su gran familia chilena llora en estos días su partida a este nuevo exilio, déjeme llamarla como ya más de tres décadas la llamamos aquí: Katia.

Katia, le escribo esta carta porque siento que desde hace tiempo me hubiera encantado conocerla personalmente y ya no voy a poder hacerlo. Como Ud. nací y crecí en Kiev, luego poco a poco me enfermé con Latinoamérica, pero no la de la salsa y de las playas, sino la de Neruda, de Allende, de la radio Escucha Chile. Y esta enfermedad o este sueño o delirio o tal vez destino me trajo a este Chile que es de Ud. y de sus amigos y aquí vivo y moriré un día, si la muerte, Katia, realmente existe. También tengo mis familiares en Israel que salieron de su país por las mismas razones que Ud. y veo que mientras más se achica el planeta más se agrandan algunas de sus distancias y como Ud. bien sabe, en las sociedades contaminadas con el miedo, el ser humano desarrolla lo peor de su ser. Pero más me gustaría conversarle de otras cosas.

No sé por qué, pero se me ocurre que no le puede no gustar la obra plástica de Violeta Parra y quiero mostrarle estas fotos de sus tapices bordados a mano (si hay algo que une la vida con la muerte, para mi son justamente estos hilos de lana de la Violeta, y esta unión va a ambos sentidos)… Pero antes de eso necesito decirle Katia, que en su patria y en su idioma en estos días no se ha dicho ni una sola palabra sobre su muerte y vida. Mientras una buena (para mi, la mejor) parte de Chile con tanto amor y tanta tristeza recuerda a Ud., escribo en internet su nombre en ruso y el ciberbasurero de la información trata de convencerme que Ud. no existe y jamás existió.

Porque si ellos, Katia, reconocieran el hecho de su existencia, tendrían que mencionar la causa de su lucha, el fraude del siglo llamado perestroika, la historia de sus traiciones e infamias y como consecuencia de todo esto su expulsión de su país que ya pasó a ser el de ellos y su envió en calidad de carne de cañon a un ghetto israelí para inmigrantes en las tierras quitadas a los palestinos. Mientras a los chilenos que llegan de turistas al aeropuerto de Moscú en el control de pasaportes las nuevas generaciones de uniformados rusos dicen: viva Pinochet.

Ud. fue prisionera de guerra que perdimos.

Y creo, Katia, que justamente por eso es tan urgente y tan necesario contar la historia de nuestra derrota. Porque solo gente como Ud. puede contar esta historia de verdad, sin esconder ni maquillar nada. Porque poniendo la mano al corazón Ud. no tiene nada de que arrepentirse ni de que avergonzarse. Porque dentro de la lógica de esta guerra que sigue ya que nos la imponen los mismos que la expulsaron de su país, a nuestros hijos y nuestros nietos les seguirán mintiendo. Ellos mienten por el miedo que tienen. El miedo al ser humano.

Sé que según los buenos modales se debería decirse a Ud. que en paz descanse o algo así, pero dada la gravedad de los hechos me atrevo a pedirle otra cosa, Katia. No sé mucho de la muerte. Tal vez existe, tal vez no es para tanto. Tal vez deberíamos pensar desde nuestras dos orillas como reconstruimos este puente, llamado la memoria histórica, el único puente que nos une. Para cruzar el abismo que nos tienen preparado. O para que vía cartas o sueños o qué sé yo ponernos de acuerdo para juntarnos a conversar un poco justo en su mitad… ¿de qué?... Por ejemplo sobre como seguir soñando nuestros sueños que son tal vez uno solo, y da un poco lo mismo si todavía viven los que sueñan o ya no

Oleg Yasinsky

Cristina Varas Largo: Muy bueno, Oleg, me gustó mucho. Un abrazo

Danko Ulloa: Gracias Oleg..., comparto plenamente cada una de tus palabras.

Gloria Fernandez Farias: Oleg a esta altura ya creo también que Katia podría hablar...y contar como testigo ...para la memoria colectiva...cuándo empezamos????

Jorge E. Bonasif

Rosaura Campusano: Comento tu nota en la que recien escribí, me gusto mucho la tuya.

Adrian Mendez Fuenzalida: Disculpe la ignorancia querido camarada, ¿ quien es la sra Katia ?

Oleg Yasinsky: Fue la voz de la Radio "Escucha, Chile".

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